Cuenta la leyenda que existió un antiguo mesón donde trabajaban unas mujeres con carácter, conocidas por su exigente y exquisito paladar.

Era tal su exquisitez, que la dueña del lugar enviaba decenas de catadores para seleccionar los mejores caldos y viandas de la región.

Los caldos que más gustaban a las chicas eran los vinos de altura y entre ellos sobresalía los vinos del Somontano , por eso en Casa Pola, nunca faltaba un vino de esa tierra .

De entre esas tierras, los catadores llevaban al mesón, longaniza y chorizo del Somontano y esas fueron durante años, las mejores tapas del lugar.

Con el tiempo y gracias a los productos gourmet que las chicas escogían, Casa Pola se convirtió en un lugar de peregrinación para los amantes del buen comer y el beber.

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